¡Prefiero morir que vivir anclado a esta silla de ruedas! Se lamentaba el joven Santiago. Habían pasado dos años ya desde aquél accidente de motocicleta del que había quedado hemipléjico. Entonces, estrenaba su mayoría de edad. Esa noche había bebido abundantemente celebrando en el antro con sus amigos. Al salir, se sentía alegre, pero sobrio como para conducir la moto hasta su casa. Iba bajando la Loma de Santa María cuando, de pronto, de la profunda oscuridad, vio salir a una pareja atravesando la calle a pie a pocos metros de él. Quiso frenar para no atropellarlos pero su motocicleta derrapó y se fue al barranco lleno de piedras. Por fortuna traía puesto su casco. No recuerda nada del accidente. Su último recuerdo es la pareja cruzando la calle sin ninguna precaución.
Pasó cuatro semanas internado en el Star Medica, dos de ellas en estado de coma, tiempo que sirvió […] Seguir Leyendo